La foto de los jugadores de Jaguares formados para los himnos a la izquierda del grupo de árbitros, con el vacío absoluto a la diestra de los jueces dejado por el DIM, que no fue a Montería para jugar el partido, será una más del libro del absurdo del fútbol colombiano que bien puede llamarse ‘El insólito mundo de la Liga nuestra de cada día’. Un tomo tan grueso y pesado como el primer tomo de Los miserables. Y no se titulará como la obra maestra de Víctor Hugo por simple cuestión de derechos de autor.
El episodio de la inasistencia del DIM, el árbitro soplando tres veces el silbato dando por ganador a Jaguares 3-0 por W. O. en la penúltima fecha de la fase clasificatoria de la Liga es el resumen de un fútbol indolente, indiferente y lleno de ‘vivos’, de esos ‘genios de la malicia indígena’ que son el ejemplo de un país de leguleyos, en el que imperan el inciso y el parágrafo para exprimir la ley para beneficio propio.

Jaguares, solo en la cancha.
Tomada del video de Win Sports
La burbuja del fútbol
El fútbol, metido en su burbuja de soberbia, desentendido y aislado de la realidad, no se enteró del ‘paro armado’ que entre el miércoles y el viernes de la semana pasada llevaba al menos 93 acciones violentas en 61 municipios, según reporte preliminar de la Policía Nacional.
Particularmente, en Montería hubo, según ese informe, “acciones criminales del ‘clan del Golfo’ ” que hicieron que –de acuerdo con la seccional Córdoba de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco)– cerca del 90 por ciento del comercio del departamento paralizara sus actividades por temor a las acciones violentas. Incluso, los mismos comerciantes de Montería pidieron aplazar el Día de la Madre.
Pero para el fútbol, para la Dimayor, ese tal paro armado no existe. Alegando razones reglamentarias, de calendario y que las autoridades locales juraron sobre una Biblia garantizar la seguridad, ordenó jugar el partido a sabiendas de que el DIM informó y publicó en un comunicado que no iría al juego.
Por su parte, la asociación de jugadores (Acolfutpro) pidió aplazar el partido y el mismísimo canal de TV oficial de la Dimayor, Win Sports, informó, en otro comunicado, que no trasmitiría ese duelo “debido a que la situación de orden público presentada actualmente en la zona imposibilita la llegada de la unidad móvil a la sede de este compromiso y no garantiza la plena seguridad de los colaboradores de nuestro equipo técnico, periodístico y de producción”. Clarísimo.
Pero a la Dimayor le amputaron el sentido común. Hay que jugar porque toca jugar sin importar nada más.
El fútbol vive como en una realidad paralela, como en otra Colombia cuántica: basta recordar que, a pesar de la insistencia, a Colombia le quitaron su media sede de la última Copa América porque el país estaba sitiado por el paro nacional. La razón del Gobierno de ‘la renuncia’ por el covid fue un cuentazo político interno e internacional para insistir en que tenían la situación de orden público bajo control, mientras reventaban estruendos y gases afuera de los estadios.
Jaguares, uno de los equipos más peculiares de la Liga, como tiene pocos puntos, pues le importa un pito el tal paro armado, si DIM no llega, o expone a sus jugadores y su público, con tal de ganar los punticos como sea.
El DIM presionó el aplazamiento y no se presentó sin tener la autorización. Por eso se atendrá a las consecuencias y seguramente perderá 3-0. Jaguares perdió la vergüenza (¡hace rato!) y la Dimayor, el sentido común.
MELUK LE CUENTA
Gabriel Meluk
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta
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