Ángel Gabriel Barajas Vivas se convirtió en la figura de la delegación colombiana en los Juegos Suramericanos de la Juventud, en los que ocupó la segunda casilla en la tabla de medallas con 35 oros, 32 platas y 26 bronces, certamen que ganó Brasil.
Barajas consiguió el oro en el concurso completo, piso, barra fija, paralelas, caballo con arzones, salto de potro y por equipos, lo que confirma su excelente actuación.
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Desde los 4 años está en la gimnasia, deporte al que llegó porque un vecino le dijo a su mamá que él tenía mucho talento para esa disciplina.
“Hacía medias lunas desde muy pequeño, me trepaba a los techos y un vecino le dijo a mi mamá que me llevara al gimnasio y ella le hizo caso. Yo fui, pero no me gustó. Eran puras niñas las que entrenaban y por eso no volví. Luego regresé y seguí. Me acuerdo que fui al gimnasio Eustorgio Colmenares de Cúcuta, a donde el profesor Jairo Ruiz”, le contó a EL TIEMPO.
Ángel Gabriel nació el 12 de agosto del 2006 en Cúcuta. Sus padres son Angélica María Vivas y Wilson Barajas y sus hermanos mayores se llaman Jeison Andrés y Youri.
Wilson no vive con ellos y desde un principio sus hermanos llevaron la carga de la casa, pues su mamá dejó los oficios que hacía. Ángel cuenta que Jeison encontró trabajo en una pizzería y era el que llevaba el sustento diario.
“Mi vida de niño fue complicada a veces por el tema del dinero. Nunca nos faltó nada, pero sí era complicado conseguir el dinero. Teníamos comida y vivienda. No vivo con mi papá desde los 6 años y a mis hermanos les tocó trabajar desde los 13 años. Hoy vivimos en el barrio Trigal del norte en Cúcuta, en la casa de mi abuela Nubia”, contó.
Muchos son los sacrificios que hace, al menos eso se nota cuando comienza a detallar cómo es un día normal de su vida.
“Me levanto muy temprano, me alisto y llego al coliseo a las 6:15 a. m., hago terapia, a las 7 estoy en formación para entrenar y terminamos a las 11:45 a. m. Almorzamos a las 12:15 p. m. y entrenamos hasta las 3. Entro a terapia, llego a la casa a las 4:30 de la tarde, descanso y estudio de 6 a 7 de la noche y me voy a dormir”, señaló.
Poco se ve con sus amigos, no tiene tiempo para eso. Tampoco va a fiestas.
“Es que me toca descansar mucho, recuperarme de los duros entrenamientos. Estudio de manera virtual de martes a viernes en la Institución Kuepa, en Bogotá. Me va bien. Me gusta matemáticas, pero me rajo en inglés”, señaló Barajas, a quien le gusta el cine y leer.
Gran amigo
Jossimar Calvo, una de las figuras de la gimnasia colombiana, es su referente y tuvo la fortuna de que entrena con él desde el primer día que llegó al coliseo.
“Desde que me acuerdo Calvo era bueno conmigo. Le decía ‘papá’ porque era conmigo para arriba y para abajo y la vamos bien”, precisó.
Y agregó: “Me di cuenta de que tenía condiciones para la gimnasia cuando cumplí 7 años, porque me iba bien, los puntajes eran buenos y nunca me gustó otro deporte”.

Dice que las rutinas fuertes las hace en suelo y considera que es parejo en las demás. Le gustan las barras paralelas y entiende que en lo demás le toca mejorar.
“Esas medallas de los Juegos son importantes, me dice que debo seguir con todo. La que más me dejó satisfacción en Rosario fue la que logré por equipos, porque es la más importante, demostramos todo el trabajo que hemos realizado, lo que hemos hecho. Es un orgullo haber ganado lo que gané en Argentina”, dijo.
Ángel Barajas asegura que tiene como meta competir en los Juegos Olímpicos, ganar medallas en ese certamen y que lo puede lograr porque ha aguantado los duros entrenamientos, lo más complicado de su carrera.
Momentos difíciles
No todo es color de rosa para él. Barajas advierte que el camino que ha labrado a través de los años en el deporte ha sido difícil y que, por eso, ha pensado en algunas ocasiones en alejarse.
“Algunas veces lo he pensado porque no tengo una vida como las demás personas de mi edad. Todo es muy estricto, pero lo supero. Sigo porque entiendo que es mi futuro y cambio rápidamente de opinión”, dijo.
Angélica cuenta que la afición de su hijo por la gimnasia nació de la televisión y que desde niño le gustaba tirarse desde el clóset de la habitación a la cama.
“Desde muy pequeño era así. Veía lo que hacía ‘Lazy Town', ese programa de la televisión, e imitaba todos esos saltos. Se tiraba desde el clóset a la cama, pero nunca le pasó nada”, afirmó la mamá de Ángel, quien años atrás se ganaba la vida arreglando uñas, luego atendiendo una panadería, hasta que su mamá le dijo que se dedicara a los hijos.
No tiene palabras para lo que hacen sus hijos. Sabe que prácticamente ellos le han ayudado con el dinero para la alimentación y los estudios de los integrantes de la familia. Para ella, Ángel es un motivo más para seguir en la lucha.
“Ángel, claro, me ayuda. Ya se hace cargo de sus gastos personales y entonces uno se quita un peso de encima. La alimentación de él es diferente, porque tiene que comer mucha proteína, ensaladas, frutas, todo sin azúcar. Hay que comprar las vitaminas para su deporte, la hidratación y vive con hambre”, señaló.
Ruiz, el técnico, es un hombre exigente, al que le gusta la disciplina, y en su entorno, en el Fisio Gym, forma a sus mejores gimnastas.
“Ángel es un hombre que ha sacrificado mucho por el deporte. La rutina diaria que hace lo dice todo. Es disciplinado y cada vez veo que ha va superando sus rutinas”, le dijo Ruiz a EL TIEMPO.
El orientador, que ha manejado a la Selección Colombia en los últimos años y ha tenido bajo su mando a importantes atletas como Calvo, sabe que Barajas tiene que mejorar y por eso se enfoca en ese proyecto.
Por todo ello Ángel sigue en el deporte. Entiende que es su futuro, que gracias a lo que ha ganado puede convertirse en una gran figura del deporte para cumplir las metas que tiene propuestas.
“Me esfuerzo todos los días porque me gustaría comprar una casa propia, ayudar a mi familia como ellos me han ayudado”, sentenció.
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Lisandro Rengifo
Redactor de EL TIEMPO
@lisandroabel