Marta Riesco se enfrenta a tiempos difíciles. La polémica que protagonizó hace unos días con Rocío Carrasco ha terminado de la peor manera posible. Acusada por muchos de haberse inventado una conversación con la hija de Rocío Jurado, ha sido incapaz de enseñar el as que, según ella, guardaba bajo la manga y que demostraría su animosa charla telefónica. El escándalo ha sido de dimensiones tan épicas que los responsables de los programas en los que trabaja han decidido controlar su exposición.
20minutos ha podido saber que Marta no está despedida de la productora, pero tampoco está apartada de las funciones que desarrollaba hasta la fecha, como han deslizado en algunos fueros. Fuentes oficiales explican que Riesco sigue de redactora y reportera en El Programa de Ana Rosa y que, además, también hará reportajes para Ya son las ocho, de Sonsoles Ónega.
Riesco dice que atraviesa momentos complicados y está dispuesta a llegar hasta el final contra aquellos que la apedrean virtualmente y de forma brutal.
Sin embargo, este periódico ha podido confirmar que personas de su máxima confianza le han desaconsejado seguir adelante con sus intenciones de solicitar las cámaras de seguridad del restaurante Araceli, convertido en la zona cero de la controversia, para demostrar que ha sido víctima de una farsa. A estas alturas deberían sugerirle, por su bien, alejarse también de las redes sociales, pues se han convertido en su peor enemigo.
