La infancia es una etapa vital en el desarrollo de las personas, una época en la que nuestras experiencias y relaciones con el entorno pueden dejar una huella profunda en nuestra psicología. Las heridas emocionales que experimentamos durante la infancia pueden tener un impacto serio y duradero en nuestra conducta y en la forma en que nos relacionamos con el mundo en la edad adulta.
Pero ¿cuáles son esas heridas y qué señales dejan? Y más importante aún, ¿qué se puede hacer para tratarlas en el adulto? A éstas y otras cuestiones vamos a dedicar el siguiente artículo, intentando dar una respuesta que sirva de ayuda a quienes sufren o padecen las consecuencias de un trauma de la infancia.
Las 5 heridas emocionales de la infancia
Antes de ahondar en las posibles soluciones, para las que es indispensable contar con la ayuda de expertos en la materia, sea a través de una terapia psicológica online o presencial, vamos a ver cuáles son la 5 heridas emocionales de la infancia más importantes y qué señales las identifican en las personas adultas.
Abandono
El abandono emocional o físico durante la infancia puede dejar cicatrices profundas en las personas. Puede darse cuando un niño siente que sus necesidades emocionales no están siendo atendidas o cuando se enfrenta a una separación traumática de quienes lo cuidan. Los adultos que han experimentado el abandono en la infancia a menudo suelen desarrollar miedo al compromiso, dificultades en la formación de relaciones íntimas y una sensación persistente de soledad.
Algunas señales de la herida de abandono pueden ser:
- Miedo al compromiso.
- Dificultad para confiar en los demás.
- Baja autoestima.
Humillación
La humillación durante la infancia puede dejar heridas muy profundas en la autoestima. Este tipo de herida emocional puede nacer a causa de una crítica constante, la burla o el menosprecio por parte de figuras de autoridad o compañeros. Los adultos que la han experimentado en edades tempranas suelen tener una imagen negativa de sí mismos, baja autoestima y dificultades para expresar sus opiniones y sentimientos.
Algunas señales de la herida de humillación pueden ser:
- Autoimagen negativa.
- Baja autoestima.
- Dificultad para expresar opiniones y sentimientos.
Injusticia
La herida de injusticia se produce cuando un niño siente que ha sido tratado de manera injusta o desigual al resto. Esto puede generar un fuerte resentimiento y una sensación de indignación que se mantiene en la vida adulta. Los adultos que han pasado por esto en la infancia suelen mostrar dificultad en dejar atrás sentimientos de amargura y pueden tener dificultades para aceptar críticas constructivas.
Algunas señales de la herida de injusticia pueden ser:
- Amargura.
- Indignación persistente.
- Dificultad para aceptar críticas constructivas.
Rechazo
El rechazo en la infancia, ya sea por parte de padres, compañeros de clase o figuras de autoridad, puede causar una fuerte sensación de inadecuación en una persona. Esto deriva en problemas de autoestima, ansiedad social y la búsqueda constante de aprobación externa. Los adultos que han experimentado el rechazo en la infancia pueden tenerlo más difícil a la hora de marcar límites para construir una relación sana, o manifestar una preocupación constante por el posible rechazo.
Probables señales de la herida de rechazo:
- Necesidad constante de aprobación.
- Baja autoestima.
- Dificultades en las relaciones interpersonales.
Traición
La traición se suele dar cuando un niño siente que alguien en quien confiaba traicionó su confianza de manera significativa. Esto puede manifestarse en forma de abuso de confianza, engaño o incluso en episodios de violencia. Los adultos que la han experimentado en la infancia pueden tener serias dificultades a la hora de confiar en los demás o de desarrollar relaciones saludables, incluso pueden tener síntomas de estrés postraumático.
Señales frecuentes de la herida de traición son:
- Dificultad para confiar en los demás.
- Síntomas de estrés postraumático.
- Problemas en la formación de relaciones íntimas.
Identificar las heridas de la infancia
A la hora de de preguntarse cómo superar un trauma infantil en la edad adulta, lo primero y más importante es saber cómo identificar estas heridas emocionales. Es el primer paso hacia la curación y, sobre todo, para el crecimiento personal y la estabilidad emocional.
En el apartado anterior hemos indicado las principales señales de cada una de las 5 heridas infantiles más importantes. Generalmente, y a grandes rasgos, la mayoría de ellas suelen manifestarse en forma de patrones de comportamiento recurrentes, dificultades a la hora de relacionarse o incluso reacciones desproporcionadas en casos concretos.
Aun así, cabe recalcar que la identificación de las heridas como tal no es un diagnóstico y que es vital buscar ayuda de expertos en salud mental para poder recibir una evaluación precisa con la que remediar esta situación.
Beneficios de la terapia psicológica especializada
A tenor de lo anterior, la terapia psicológica especializada se postula como la mejor forma de tratar las heridas emocionales de la infancia. ¿Por qué? La respuesta, a continuación:
- Validación de experiencias – Los terapeutas pueden validar las experiencias traumáticas del pasado, y eso puede ser extremadamente liberador.
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento – La terapia puede proporcionar a las personas las estrategias clave para lidiar con las emociones desencadenadas por las heridas infantiles.
- Reestructuración cognitiva – Ayuda a cambiar patrones de pensamiento negativos y autodestructivos que se han desarrollado por las heridas.
- Mejora de relaciones – La terapia puede ayudar a las personas a establecer relaciones más saludables y satisfactorias en la edad adulta.