Daniel Sancho se ha declarado no culpable de dos de los tres delitos de los que se le acusa. El chef, encarcelado en Tailandia desde el mes de agosto, reconoce que desmembró el cuerpo de Edwin Arrieta y que escondió sus restos cadavéricos en diferentes bolsas que arrojó en diferentes lugares de la isla tailandesa, pero niega que el asesinato fuera premeditado.
Sancho ha seguido el consejo y la estrategia del abogado García Montes que, desde el primer momento, denunció que la primera confesión no se realizó en las condiciones oportunas ni con la presencia letrada.
A pesar de la declaración de este lunes, fuentes cercanas al presidiario aseguran que estos días está más tenso y preocupado de lo habitual. Ha tomado consciencia de la gravedad de la situación y está muy preocupado con el devenir de los acontecimientos.
Cree que la prensa española ha perjudicado mucho su situación y lo que podría ocurrirle. Culpa a los medios de haber hecho pública información confidencial y de haber vertido opiniones que han condicionado su relación con las instituciones estatales. Es la misma sensación que tiene su padre, el actor Rodolfo Sancho, que cada vez tensa más la relación con los reporteros que cubren este macabro suceso.
Daniel Sancho está enfadado y triste. La relación con su madre, Silvia Bronchalo, no está en su mejor momento. Ella no solo no está de acuerdo en el planteamiento de las cuestiones fundamentales, sino que siente que se le ha mantenido al margen sin consultarle algunas de las decisiones más trascendentales.