Uno de los nombres más buscados en el último tiempo ha sido el de Sam Altman. Luego de que OpenAI lo despidiera por un supuesto descubrimiento que “podía amenazar a la humanidad”, y un posterior e inmediato recontrato por parte de la compañía que desarrolló ChatGPT, su figura ha dado la vuelta al mundo. Por esa razón, analizamos los hitos más importantes que han marcado la carrera de Altman, su codiciado perfil para las tecnológicas y su obsesión por el apocalipsis.
Sam Altman, a sus 38 años, se ha convertido en el nuevo magnate tecnológico al que mira todo el mundo. Este joven emprendedor venía del mundo de la inversión en startups antes de sumergirse en la Inteligencia Artificial, la que tuvo un salto exponencial a finales de 2022, gracias a OpenAI.
Desde que ChatGPT fue anunciado hace exactamente un año por OpenAI, la tecnología ha estado en el ojo del huracán. Y es que, a los efectos académicos, a terminar con ciertos puestos de trabajo y a los ciberataques, ahora parece que su amenaza podría “afectar a la humanidad”.
El temor del creador
Y esto, que sale a la luz, un año más tarde, su propio creador Sam Altman ya lo auguraba con ciertos “temores” y vaticinaba los “peligros reales” de su creación. En una entrevista a ABC News para hablar de GPT-4, confesó que “la IA remodelará la sociedad tal como la conocemos”.
En este contexto, el CEO expresó que la IA viene con “peligros reales”, pero también señaló que puede ser “la tecnología más grande que la humanidad haya desarrollado hasta ahora” para mejorar drásticamente nuestras vidas.
Su paso por España
En el mes de mayo, el nuevo rostro de las tecnológicas también tuvo tiempo para venir a España y reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el fin de abordar el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), su viabilidad en el país, los valores democráticos de la misma y para establecer una “retroalimentación” con los gobiernos como “órganos reguladores” para disuadir las posibles consecuencias negativas que la tecnología podría tener en la humanidad.
El robo del ID de los ojos
Todo esto mientras Altman iba desarrollando en paralelo WorldCoin, otro proyecto que también tiene relación ChatGPT y con nuestro país. Y es que, sin darnos cuenta, esta compañía durante un año estuvo escaneando los ojos de más de 150.000 personas en centros comerciales españoles sin que supieran la razón, aunque los argumentos apuntan a “crear la identificación digital definitiva” gracias al iris humano y con ello dar una renta universal en criptomonedas.
La ‘super’ IA
No tranquilo con la evolución de sus dos millonarios proyectos Altman anunció que su compañía estaba trabajando en una nueva “superinteligencia artificial” que supuestamente tendrá capacidades casi idénticas a los humanos.
Según explicó a The Financial Times, ChatGPT está tratando de convencer a Microsoft para conseguir más apoyo financiero con la intención de diseñar el siguiente paso de la IA, la inteligencia general artificial (AGI, por sus siglas en inglés) que supuestamente será un “software tan inteligente como las personas”.
La disputa del cotizado CEO
Exactamente, tres días después de estas declaraciones, OpenAI despidió a Altman por su puesta “pérdida de confianza” al no haber sido consistentemente “honesto en sus comunicaciones” con este órgano. A lo que posteriormente, se revelara que el motivo estaba vinculado por un supuesto “descubrimiento que podía amenazar a la humanidad”, según Reuters.
Una situación que lo hizo estar en el ‘paro’ apenas 48 horas, ya que Microsoft lo fichó a la inmediatez para liderar el equipo de IA. Sin embargo, un giro inesperado en el guion de la vida de Altman hizo que vuelva, a las pocas horas de haber firmado con la compañía fundada por Gates, como CEO a OpenAI con la “condición” de crear una nueva junta directiva.
Obsesión por el apocalipsis
Con todo el revuelo que ha causado este último hito, y los “secretismos” que guarda la marea de las tecnológicas, es que se ha considerado que Altman tiene a la “humanidad en sus manos”. Sus perfiles lo describen, entre otros, como un “obsesionado por los apocalipsis” (tiene un búnker de supervivencia) y un hombre que busca la constante” brújula ética” en su mentor Jack Kornfield (un importante psicólogo de Silicon Valley).
Hablamos de alguien que proyecta incertidumbre sobre su conocimiento sobre lo que deparará para los próximos tiempos la presencia de la IA, ¿un ciberbudista o un visionario tecnológico?