A Millonarios le llegó la hora de los rezos, la hora de clamar por la ayuda divina, la hora de ganar su partido de visitante contra el eliminado América (7 p. m. TV de Win +), y la hora de que Medellín, si se le cumple el ruego, no gane en el clásico contra Nacional. Solo así llegará Millonarios a la fecha final del grupo B dependiendo de sí mismo para ir a la final de la Liga.
Hay tensión. Y la hay porque Millonarios necesita ayuda. Haber perdido contra el Medellín en la fecha 4 los igualó en puntos, con 9, pero el DIM tiene el factor de desempate a su favor. Por eso, el panorama ya no está tan claro, porque Millonarios quedó obligado a ganar hoy, no tiene margen, si llega a perder en el Pascual Guerrero y Medellín llega a ganar el clásico, todo se acabó. Punto final. El Poderoso será el finalista anticipadamente. Ese es el riesgo que corre Millonarios. Por eso la tensión. Por eso la urgencia.
Paradojas de la vida y del fútbol. Millonarios necesita ayuda de Nacional, que frene al DIM, que no lo deje seguir adelante. Pero también debe hacer su propia tarea para entrar a depender de sí mismo en la fecha final, cuando justamente enfrenta a Nacional en El Campín. Son las cuentas azules, el estimado, la ilusión.
“Sabíamos que este era un grupo muy duro y lo pudo hacer más duro el América si hubiera tenido puntos. Hoy era para estar todos con 6 puntos tranquilamente. Este fue un grupo bueno, honesto y directo”, analizó el técnico Alberto Gamero en Win Sports sobre las dificultades que se ha encontrado en el llamado ‘grupo de la muerte’.
Para Millonarios ser el mejor equipo del año, el que comanda la tabla de la reclasificación con 92 puntos, ya no dice nada. Es solo un dato que no lo hará finalista. Su universo se redujo a lo que pueda hacer en estos dos partidos que le quedan, a que reencuentre su mejor fútbol, a que los goles le caigan del cielo y no se le refundan en el infierno, a que no entre en la polémica con los árbitros y a que reciba la respuesta a sus plegarias para el partido en Medellín, que se jugará primero.
Los goles empiezan a escasear, no son suficientes, no le alcanzaron a Millonarios para sacar un mejor resultado en Medellín, tampoco le alcanzaron para ganar el título de la Copa Colombia contra Nacional. Encontrar los goles es tarea pendiente, que Leonardo Castro esté en su noche, inspirado, o que los demás suplan esa labor, como tantas veces lo han hecho. Mejor dicho, que los goles los haga el que sea, esa parece ser la consigna del equipo si es que quiere seguir en la pelea para ir a la final.
También es el dolor de cabeza para el técnico Alberto Gamero, que se da cuenta de que su equipo llega y llega, pero no la mete en las proporciones que debería. “Es un tema que queremos mejorar día a día, la definición, porque nosotros llegamos, de local y de visitante, pero nos ha costado la definición. Es parte mental, toma de decisiones; lo hemos trabajado con personas que ayudan al ser humano en ese aspecto. Queda ese sinsabor de crear opciones y no poder anotar”, dijo Gamero el jueves.
A Millonarios le llegó la hora de la victoria obligada, la hora de sacar su casta y la hora de rezar para recibir ayuda en el clásico paisa.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET