Aunque la vida en la Tierra es relativamente nueva, desde el punto de vista de la geología, los elementos que se combinaron para formarla podrían ser mucho más antiguos de lo que se pensaba.
Según una investigación realizada por el equipo de Joshua H. Marks, de la Universidad de Hawái en Manoa, Honolulú, Estados Unidos, el aminoácido más sencillo, el ácido carbámico, podría haberse formado en los hielos interestelares cercanos a estrellas o planetas. Lo descubierto podría ayudar a afinar mejor la búsqueda de sustancias prebióticas efectuada por instrumentos de gran sensibilidad como el telescopio espacial James Webb en regiones distantes del universo donde se forman las estrellas.
Durante mucho tiempo se ha planteado la hipótesis de que los aminoácidos, componentes básicos de la vida, podrían haberse formado durante las reacciones producidas en la “sopa primordial” de la Tierra prebiótica primitiva.
Sin embargo, otra teoría sugiere que los aminoácidos podrían haber sido transportados a la superficie terrestre por meteoritos. Estas rocas espaciales podrían haber recogido los aminoácidos del polvo o de los hielos interestelares (agua y otros gases congelados por las bajas temperaturas del espacio exterior).
Marks y sus colegas investigaron las reacciones químicas que podrían haber tenido lugar en los hielos interestelares que existieron en su momento cerca de estrellas y planetas recién formados.
Recreación artística de un sistema solar en formación. (Ilustración: NASA JPL)
El equipo creó modelos de hielos interestelares que contenían amoniaco y dióxido de carbono, y los depositaron sobre un sustrato de plata que calentaron lentamente. Mediante espectroscopia de infrarrojos por transformada de Fourier, descubrieron que el ácido carbámico y el carbamato de amonio empezaban a formarse a 211 y 234 grados centígrados, respectivamente. Estas bajas temperaturas demuestran que estas sustancias, que pueden convertirse en aminoácidos más complejos, podrían haberse formado durante las etapas más tempranas y frías de la formación estelar.
Los investigadores descubrieron también que, a temperaturas más cálidas, similares a las producidas por una estrella recién formada, dos moléculas de ácido carbámico pueden unirse y dar lugar a un gas estable. El equipo planteó la hipótesis de que estas moléculas podrían haberse incorporado a las materias primas de los sistemas solares, incluido el nuestro, y haber llegado a la Tierra primitiva a través de cometas o meteoritos cuando el planeta ya se había formado. Los investigadores esperan que este trabajo sirva de base para futuros estudios que utilicen telescopios para buscar señales inequívocas de sustancias prebióticas en los confines del universo.
El estudio se titula “Thermal Synthesis of Carbamic Acid and Its Dimer in Interstellar Ices: A Reservoir of Interstellar Amino Acids”. Y se ha publicado en la revista académica ACS Central Science. (Fuente: American Chemical Society)