Cuanto más pequeño, mejor. Ese es el principio de los microchips, fundamentado en la Ley de Moore de 1975, según la cual, el número de transistores en un circuito integrado se duplica cada dos años. Aunque reducir los microchips es caro, a la larga son más baratos; más eficientes, ya que la distancia entre los transistores integrados en ellos es menor, por los electrones viajan más rápido, y más sostenibles y duraderos, pues generan menos calor y necesitan menos energía para funcionar. Por lo tanto, se trata de una cuestión vital para el desarrollo tecnológico general, ya que estos elementos se emplean, por ejemplo, en ‘smartphones’, ordenadores y coches eléctricos. Además, esta disminución se ha convertido en el circuito en el que, actualmente, más rugen los motores dentro de la carrera global por los chips. En cabeza va TSMC, que ve por el retrovisor cómo Intel y Samsung pisan el acelerador.
Estas tres firmas están inmersas en una pugna por desarrollar el chip de 2 nanómetros. El gigante taiwanés, TSMC, tiene previsto comenzar la producción de ese semiconductor en 2025, coincidiendo con el lanzamiento del nuevos modelos iPhone 17 Pro de Apple, previsto para ese año. De hecho, el pasado mes de agosto iniciaron la construcción de una nueva planta en el sur de Taiwán para la fabricación de la nueva generación de chips de 2 nm, una instalación que se sumará a las red plantas de manufactura que TSMC tiene repartidas entre dicho país, China y EEUU. Dichas instalaciones tienen una capacidad muy elevada, siendo ésta una de las razones de la superioridad de la firma de TSMC sobre sus competidoras.
De esta forma, la empresa taiwanesa mete una marcha más después de conseguir, en diciembre de 2022, la producción en masa de los chips de 3 nanómetros. Dicho logro, por otro lado, fue obtenido por Samsung en junio de ese mismo año. Ahora, la empresa surcoreana también planea comenzar en 2025 la producción en masa del SF2, su chip de 2nm, destinada a las aplicaciones móviles. Asimismo, Samsung espera alcanzar ese nivel de producción para la computación de alto rendimiento en 2026, y para la industria del automóvil en 2027.
Para hacerse una idea del avance, la firma surcoreana señaló que este nuevo modelo tiene un 25% más de eficiencia respecto a la versión de 3 nanómetros (SF3). No hay duda de que en Samsung han apostado por la reducción del tamaño del chip como una vía para destronar a TSMC, ya que la compañía afirmó que en 2027 comenzará a producir en masa el chip de 1,4 nm (SF1.4). De esta forma, tanto Samsung como TSMC han apostado por el desarrollo de la tecnología GAA (Gate-all-around), la cual permite la fabricación de microchips inferiores a 7 nanómetros, para reforzar su posición en el mercado de los chips.
Por su parte, Intel, compañía que dominó la industria durante muchos años, quiere volver a reinar y, para destronar a TSMC, tiene todo preparado para alcanzar el nivel de preparación para la fabricación (“manufacturing readiness”, en inglés) del chip 20A de 2 nanómetros en el primer semestre de 2024. Posteriormente, la firma estadounidense espera lograr dicho nivel en el caso del chip 18A (1,8 nanómetros). Como resultado, toda esta competencia permitirá a las firmas tecnológicas reducir su dependencia de TSMC, contribuyendo a una diversificación de la cadena de suministro que puede evitar, llegado el caso, la formación de cuellos de botella, tal y como sucedió tras la pandemia.
En definitiva, la carrera de los chips pasa ahora por la reducción del tamaño de los mismos. Dicho proceso es costoso, especialmente porque, en comparación con décadas anteriores, el rendimiento de los microchips resultantes era muy plano. Sin embargo, en estos momentos parece que el intento de Samsung e Intel para destronar a TSMC, además de ser ambicioso, va en serio.