Despachó en tres parciales al escocés Andy Murray en el debut y luego le ganó un partidazo también en sets corridos al francés Gael Monfils, para avanzar por primera vez en su carrera a la tercera ronda del Australian Open. Y este viernes, Tomás Etcheverry enfrentará el desafío mayor y tratará de firmar el gran batacazo en el primer Grand Slam de la temporada. Porque el platense, 32° del mundo, enfrentará al serbio Novak Djokovic, número uno del mundo y máximo favorito, en un duelo que será la principal atracción de la sexta jornada del torneo y en el que el argentino irá por su primer triunfo ante uno de los mejores de la historia.
“Jugar con Djokovic, que es mi ídolo máximo, siempre es muy lindo. Y poder hacerlo en el Rod Laver podría estar buenísimo”, se ilusionaba Etcheverry en la charla con ESPN, poco después de eliminar a Monfils con un contundente 6-4, 6-4 y 6-4, aún sin conocer quién sería su siguiente rival. Es que en ese momento, el serbio estaba en cancha, jugando -y sufriendo por momentos- en su choque con el local Alexei Popyrin, que se terminó llevando con mucho trabajo por 6-3, 4-6, 7-6 (7-4) y 6-3.
“Es la tercera vez que voy a enfrentarlo y va a ser otra sensación única. Es un sueño poder jugar en el estadio principal con él, porque crecí viéndolo y es increíble todo lo que logró. Pero ya soy un jugador más experimentado y tengo muchas ganas de entrar a la cancha y tratar de ganarle. Hay que entrar convencido y con confianza”, reflexionó cuando ya se había confirmado el cruce con el número uno.
La tercera es la vencida, reza un viejo refrán. El platense intentará probar que ese dicho tiene razón. El que choque por el pase a los octavos de final del Major oceánico será el tercero de su frente a frente ante Nole, que lidera el historial por 2 a 0. Los dos previos se dieron el año pasado, el mejor -al menos por ahora- en la corta carrera de Tomy.
El primer cruce fue en la segunda ronda del Masters 1000 de Roma y fue, además, la primera vez que Etcheverry enfrentaba a un top 10. La historia terminó con victoria del serbio, pero lejos estuvo de ser un cachetazo. Ubicado por entonces en el 61° escalón del ranking, el argentino mostró su muy buen tenis y le dio pelea al número uno, que sobrevivió un primer set muy reñido y luego puso velocidad crucero para avanzar en el Foro Itálico. Fue 7-6 (7-5) y 6-2 en poco menos de dos horas de juego.
El segundo ocurrió en el cierre del calendario, también en la segunda rueda, pero del Masters 1000 de París. La realidad del platense ya era otra. Afianzado en el top 50 -la semana siguiente alcanzaría su mejor posición, el 30° lugar-, había ganado confianza con una gran actuación en Roland Garros (llegó a cuartos con festejos ante rivales de calidad, como Alex De Miñaur y Borna Coric) y levantado su nivel. Pero se topó con un Djokovic intratable, que lo superó con comodidad por 6-3 y 6-2.
“Un honor jugar mi último partido del año con Novak. Me llevo muchas cosas positivas para seguir creciendo”, escribió en Instagram Etcheverry, que le bajó así el telón a un año excelente, en el que además jugó sus primeras dos finales, en Santiago de Chile y Houston.
El tercer choque, que se jugará este viernes sobre el cemento australiano, encuentra a Etcheverry en un gran momento y a Djokovic, con algunas dudas.
El platense de 24 años tuvo un flojo arranque de temporada, con derrotas en las primeras rondas de Brisbane y Adelaida, los dos torneos que jugó en la previa de Australia. Pero en Melbourne, volvió a jugar en un muy buen nivel y se sacó de encima sin muchos problemas a Murray, un ex número uno y tres veces campeón de Grand Slam, y a Monfils, un rival siempre complicado.
“Fue un partidazo. El ambiente fue muy bueno, había hinchada de los dos lados, muchos argentinos y también muchos franceses. Había mucha energía en la cancha y eso no lo hizo fácil, pero lo pude manejar muy bien y jugué un gran tenis”, comentó el argentino sobre el duelo ante el francés.
Djokovic, de 36 años y en la búsqueda este año del codiciado Golden Slam -y su 25 “grande”-, tuvo que batallar para superar en el debut al croata Dino Prizmic, de 18 años, 187° del ranking y proveniente de la qualy, en cuatro sets y cuatro horas. Y estuvo mucho más errático que de costumbre en su choque ante Popyrin, en un duelo en el que se lo vio ofuscado y hasta tuvo un cruce con un espectador.
“En la última semana no me he sentido en la mejor forma ni estoy mostrando mi mejor juego. Es frustrante ver el nivel de tenis en el que estoy compitiendo y los errores inusuales que cometo, pero esto es deporte. Es normal pasar por momentos como este. Lo único que se puede hacer es afrontarlo, aceptar lo que hay y tratar de construir a partir de ahí”, analizó tras vencer al australiano.
Y reconoció que necesitará mejorar mucho para el duelo ante Etcheverry, a quien le regaló varios elogios.
“No lo vi jugar en lo que va de torneo, pero sé que está desplegando el mejor tenis de su vida en canchas duras, sus resultados son bastante impresionantes. Conozco a Tomás y es un buen tipo”, comentó. “Voy a intentar aprender de nuestros anteriores encuentros, aunque tengo la sensación de que su nivel en esta superficie subió mucho en los últimos tiempos. Soy consciente de que debo estar muy preparado para un partido difícil”.
Etcheverry, en tanto, se mostró confiado: “Con Nole ya nos conocemos. Hace dos meses me ganó. Voy a tener que salir a encontrar otras soluciones y a ver cómo puedo contrarrestar su juego. Es un rival que a veces parece que no tiene huecos, pero hay que encontrarlos. Estoy teniendo una gran semana, ojalá siga así en ese partido”.
Nole, el referente de Tomy
Djokovic no es solo un ídolo para Etcheverry. Es la vara con la que el platense viene midiendo su evolución desde hace años. Es que cuando él consiguió su primer punto ATP, a los 17 años y al superar en la primera ronda del ITF de Salinas al peruano Andre Ku Meza en octubre de 2016, el serbio ya era número uno.
Tomy, quien había arrancado en la qualy del certamen y se despidió en la segunda ronda, festejó esa victoria de un modo especial. En un papel escribió “Novak Djokovic 12.900 puntos; Tomás Etcheverry 1 punto. Faltan 12.899” y se sacó una foto, que un tiempo después apareció en las redes sociales.
Cuando entro al top 100, en abril de 2022, la postal se repitió. Tras jugar la final del Challenger de Mexico City, que perdió ante el suizo Marc Andrea Huesler, Etcheverry saltó del 106° al 95° escalón y se metió por primera vez entre los mejores cien de la clasificación. Y salió la misma celebración: “Novak Djokovic 8.420, Tomás Etcheverry 714. Faltan 7.760”. “Cada vez estoy más cerca, Nole”, escribió en Instagram junto a la foto y a un emoji de una carita riéndose.
Hoy, curiosamente, la diferencia en puntos entre ambos es mayor. Es que tras un 2023 soñado -en el que ganó tres de los cuatro grandes (solo perdió la final de Wimbledon ante Carlos Alcaraz) y la ATP Finals-, Djokovic agrandó su cosecha y hoy acumula 11.055. Etcheverry, en tanto, tiene 1.375 (9.680 menos que el serbio). Sin embargo, la distancia tenística es menor, porque el platense se convirtió en un jugador sólido, capaz de hacerle partido a cualquier rival. ¿Podrá con su máximo ídolo este viernes para dar el gran batacazo en Melbourne?