La acidez de estómago, también conocido como reflujos, es un malestar puntual y esporádico que casi todos hemos sufrido alguna vez y suele ir acompañada de síntomas como ardores que suben del estómago hacia el esófago, y regurgitamientos.
A veces, el hecho de mezclar alimentos no compatibles puede provocar indigestiones que se manifiestan con el malestar propio de la acidez estomacal. No es un problema que revista gravedad y además se puede tratar y aliviar con la ayuda de antiácidos que se venden en farmacias sin necesidad de receta médica.
Sí los problemas de acidez se vuelven crónicos y se manifiestan de manera intensa, pueden ser la respuesta a alguna enfermedad que debe ser supervisada y tratada por un especialista. Estas dolencias pueden ser:
- Gastritis crónica;
- hernia de hiato;
- esófago de Barret;
- úlcera;
- y cáncer de estómago.
Estas son enfermedades que se manifiestan con síntomas de acidez, lo único que se diferencia de la acidez eventual es que se prolongan en el tiempo y sucede de forma persistente.
El embarazo también puede ser una condición que haga al organismo propenso a padecer acidez de estómago y en ocasiones se va agravando según avanza la gestación. No reviste gravedad, aunque tampoco tiene tratamiento y es un problema que remitirá con el parto. Se produce por el desplazamiento de los órganos presionados por el feto, en especial el estómago. Lo recomendable es no consumir alimentos pesados que provoquen reflujos.
Recomendaciones para tratar la ácidez crónica de estómago
Esta suele ser la causa más habitual de que se padezca acidez estomacal, aunque puede haber ocasiones en las que no presente síntomas. Ocurre cuando hay una separación entre el diafragma y el tórax y se crea un hueco que permite que los ácidos del estómago se infiltren hacia el esófago. El diagnóstico del problema pasa por una revisión a fondo para descartar lesiones mayores.
Se recomienda una alimentación libre de grasas animales y lo más natural posible para reducir los síntomas en su totalidad y no tener que depender de fármacos con los efectos secundarios que suelen acarrear.
Ocurre cuando la hernia de hiato se agrava y los reflujos terminan dañando los tejidos. Requiere un tratamiento farmacológico de por vida y en casos graves se puede recurrir a una operación quirúrgica.
Habitualmente ocurre por una infección causada por la bacteria Heliobacter pylori, que provoca úlceras estomacales y pépticas. A veces no presenta ningún tipo de malestar pero cuando lo hace, sus síntomas son similares a los de una indigestión. Para detectar esta infección por Heliobacter hay que realizar algunas pruebas específicas que si salen positivas indicarán que hay que comenzar un tratamiento a base de antibióticos.
A veces se genera cuando una gastritis no ha sido tratada de manera adecuada y el estómago se daña y se producen hemorragias. Los síntomas son más acusados y dolorosos, antes y después de las comidas independientemente de que la ingesta haya sido moderada.
Además del tratamiento prescrito, se recomienda realizar pruebas periódicas para valorar si hay déficit de nutrientes.
Todas las anteriores patologías, mantenidas en el tiempo sin tratamiento pueden llegar a provocar un cáncer de estómago, que se produce por estar sometido a irritaciones constantes de los tejidos. La dispepsia y la acidez es parte de la sintomatología frecuente en este tipo de cánceres, pero lo que hace saltar la alarma es que el paciente tendrá serias dificultades para tragar, acompañado con vómitos o excreciones con sangre. El tratamiento incluirá una intervención quirurgica y quimioterapia, dependiendo de la fase en la que se detecte la enfermedad.
Remedios caseros para la acidez de estómago
Para las situaciones esporádicas de acidez de estómago, es decir, para situaciones de gravedad ínfima, existen trucos o remedios caseros a los que podemos recurrir para aliviar los síntomas. No hace falta recurrir a drogas farmacológicas, podemos utilizar productos naturales, fáciles de conseguir y además económicos.
Bicarbonato con agua y limón
Es uno de los remedios más populares. El bicarbonato, que encontrarás en cualquier supermercado, mezclado en un vaso con agua y limón, ayudará a aliviar la acidez y a calmar los reflujos de nuestro esófago. Se recomienda tomarlo al menos dos veces al día para tener controlada esta acidez.
Yogur natural
El yogur natural ayuda a relajar y estabilizar el sistema digestivo e incluso puede prevenir la aparición de acidez. Lo ideal es tomar 2 yogures al día.
Infusión de lechuga
El té de lechuga, por extraño que parezca, es un remedio excelente para relajar el organismo en general y en concreto, el estómago. Tomando una infusión de lechuga en la hora del desayuno, se contribuye a prevenir molestias durante el día.
Té de jengibre
El jengibre es una raíz con muchísimas propiedades y que debería estar presente siempre en nuestra cocina. La infusión se prepara con una cucharada de jengibre rallado. Esta infusión ayuda a equilibrar el PH de nuestro estómago.
Chicle
Como última alternativa podemos recurrir al chicle, ya que mascar provoca un aumento de la producción de saliva, que actúa como protección para el esófago contra los ácidos, por lo que disminuirá la sensación de malestar.
Algunas recomendaciones más para evitar la acidez y las malas digestiones:
- Hidratarse bien bebiendo agua de forma abundante durante el día.
- Mantener unos hábitos de alimentación saludables evitando grasas, picante, frituras, café, alcohol, bebidas carbonatadas y especias.
- El momento de la comida debe ser relajado, tranquilo y sin prisas.
- No comer justo antes de acostarse. Hay que darle tiempo al cuerpo a que procese los alimentos antes de tumbarse.
- No fumar. El tabaco a veces aumenta la producción de ácido a la vez que reduce la de saliva que es la sustancia que neutraliza los ácidos.
- Reducir el sobrepeso o la obesidad.
- No realizar movimientos bruscos o ejercicios tras la comida.
- No utilizar prendas muy ajustadas, especialmente en la zona de la cintura, ni apretar mucho el cinturón.
- Evitar o aprender a manejar el estrés. Se puede aprender a realizar ejercicios de relajación como yoga, ta chi o meditación. El estrés está directamente relacionado con los procesos digestivos.
Si aún así los síntomas no cesan, habrá que consultar con un especialista. Un profesional podrá indicarte cuáles son los tratamientos más apropiados para corregir tu problema concreto.
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Fuentes de imágenes:
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