Que los perros meneen la cola porque están contentos es algo que la mayoría de la gente da por sentado. Tanto que raramente pensamos que este comportamiento es, en realidad, una rareza dentro del reino animal. Y es que hay muchos animales que sacuden la cola, pero muy pocas veces es por algo positivo. Es más, en muchas especies esto es un signo de intimidación o agresión.
Entre los parientes próximos de los perros, únicamente los lobos y los zorros exhiben un comportamiento similar y, por norma general, solo cuando son cachorros. Así pues, cabe preguntarse por qué los perros sacuden la cola de esa forma cuando están contentos… e incluso si realmente es por ese motivo.
Menear la cola no significa para nada que un animal esté contento
Ante todo, hay que aclarar que los perros no menean la cola específicamente porque estén contentos; o al menos, no solo por eso. En realidad, este gesto está asociado a una amplia variedad de emociones que pueden ir desde la alegría hasta la intimidación. Por ejemplo, que los perros guardianes o pastores también sacuden la cola al detectar una posible amenaza.
De hecho, en la mayoría de mamíferos el movimiento de la cola es una señal de advertencia a otros individuos e incluso puede presagiar un ataque inminente. Así lo hacen los félidos (incluso los domesticados, como los gatos) y muchos primates como los monos o los lémures: si empiezan a mover la cola rápidamente, es una señal de que se están preparando para lanzarse sobre una presa o rival.
Los cánidos son una excepción porque sacuden sus colas como parte de su comunicación dentro de la manada. En las especies salvajes como los lobos, los individuos que ocupan una jerarquía mayor suelen tener la cola en alto como señal de dominancia, mientras que los subordinados la mantienen baja y a menudo la sacuden en su presencia. Por lo tanto, este gesto de menear la cola no indica felicidad sino todo lo contrario: es lo que se llama un comportamiento de apaciguamiento, cuya finalidad es mostrar sumisión.
De hecho, solo los perros y los zorros que han sido domesticados menean habitualmente la cola en situaciones de felicidad o relajación. Los cachorros de otras especies, como los lobos o los chacales, también lo hacen cuando juegan, pero al hacerse adultos este comportamiento es muy raro del modo en el que lo entendemos los humanos, es decir, como una expresión de alegría.
En realidad, si prestamos atención veremos que los perros no solo menean la cola cuando están contentos. Este movimiento es una respuesta a varios tipos de estímulos, generalmente asociados a una recompensa o a la expectativa de esta: por ejemplo, si intuyen que es el momento de la comida o del paseo, empezarán a mover la cola incluso antes de que la recompensa se produzca realmente.
¿Por qué solo los perros menean tanto la cola?
La pregunta, entonces, es por qué específicamente los perros – y en menor medida, los zorros domesticados – mantienen ese comportamiento propio de la etapa infantil incluso cuando son adultos y por qué es tan habitual en el caso del “mejor amigo del hombre”.
Hay que considerar cómo se produjo la domesticación de los perros, que en un principio eran simplemente lobos más dóciles. Por ese motivo, si consideraban a los humanos como su manada y se situaban en una posición de subordinación respecto a ellos para conseguir comida, menearían la cola frente a ellos como lo harían con los líderes de una manada de lobos.
También hay que tener en cuenta que una consecuencia de la domesticación de los perros es que, incluso cuando se convierten en adultos, de algún modo siguen siendo cachorros siempre. Dentro de la “manada multiespecie” que sería la familia les proporcionamos comida y protección durante toda la vida, por lo que siempre verán a los humanos como una especie de figura maternal.
Hay varias teorías sobre cómo este comportamiento tan propio de los perros quedó fijado en la especie, pero todas parten del mismo punto: que los perros meneen la cola es un rasgo que los humanos hemos seleccionado durante el proceso de domesticación de la especie. En lo que difieren es en el por qué: algunas hipótesis sostienen que fue algo intencional, mientras que otras lo consideran como una consecuencia secundaria de la selección.
Según una primera hipótesis, el movimiento rítmico de la cola de los perros es lo que se llama un rasgo secundario de selección; es decir, algo que no se busca intencionalmente sino que va ligado a la selección de otros rasgos de comportamiento, en este caso la docilidad. Y, con el paso de las generaciones, esto llega a convertirse en un comportamiento habitual de la especie.
En cambio, otros etólogos (expertos en conducta animal) consideran que los humanos seleccionamos deliberadamente a los animales que meneaban la cola simplemente porque este comportamiento nos gustaba. Sostienen que tenemos una preferencia por los movimientos rítmicos como el de la cola de los perros ya que estos estímulos generan reacciones positivas en nuestro cerebro.
Ambas hipótesis no están necesariamente reñidas: es lógico que nuestros ancestros mostraran preferencia por aquellos lobos que exhibían comportamientos apaciguadores, como el movimiento de la cola, debido a que estos les transmitirían una sensación de mayor seguridad.