La primavera es la mejor estación para encontrarnos con los polinizadores. Los campos florecen, y ellos se pasean entre los pétalos, atraídos por su olor y su color. Aunque a simple vista, insectos como las mariposas pueden pasar desapercibidos, agudizar nuestra mirada nos abrirá un mundo lleno de nuevas posibilidades dentro de la fotografía de naturaleza.
Para capturar a estos pequeños, el objetivo es muy importante. El más común para fotografiar a insectos es el objetivo macro, ya que su principal característica es su poder de ampliación gracias a una distancia de enfoque mínima muy pequeña.
Esto te permitirá acercarte al sujeto principal para obtener el máximo detalle de sujetos muy pequeños, llenado el encuadre de la fotografía. Es ideal para la toma de fotografía de mariposas y, en este caso, solo necesitas este objetivo en la mochila del material fotográfico.
Lo siguiente que necesitas saber es que de nuevo, te tocará madrugar. Cuando fotografiamos en entornos naturales las primeras luces son esenciales, y además, este esfuerzo te dará el tiempo suficiente para buscar mariposas posadas.
Las encontrarás andando con mucha prudencia y, tu primer paso, será colocarte sin molestar ni estropear el entorno.
Por otra parte, debido al rocío de la mañana e incluso a las heladas que aún se mantienen en algunas zonas frías, sería bueno que llevaras ropa aislante de la humedad, para poder pasar largos tiempos sentados en el suelo sin mojarnos.
En cuanto al trípode, te recomendamos que utilices uno con columna central invertida o, como es el caso de esta imagen, un trípode con patas que se abran lo suficiente para situar la cámara y el objetivo a la misma altura que la mariposa, en perpendicular a ella.
Esto hará que obtengamos la máxima profundidad de campo en las alas, en la cabeza de la mariposa e incluso en la flor, ya que están en el mismo plano.
Los datos de la toma son ISO 100; f/8; 1/100 seg; lente macro 100 mm; cámara réflex full frame; trípode
El foco de la imagen lo situamos en los ojos de la protagonista; y para evitar que el foco se desplace (porque lo hará al más pequeño movimiento) puedes utilizar un cable disparador o el retardo de disparo configurado a unos segundos. De este modo, no se trepidará la imagen cuando pulses el botón de la cámara.
Así pues, elige primero el encuadre que deseas, después parametriza la cámara y revisa el foco antes de disparar, para asegurarte que ningún movimiento haya cambiado el enfoque que tú habías seleccionado.
El diafragma bastará con configurarlo al f/8; es lo bastante cerrado como para que la profundidad de campo sea la adecuada y se mantengan enfocadas alas, cabeza y ojos.
Por último, te aconsejamos que realices la medición de la luz sobre el fondo. Además de que este tiene la ventaja de ser uniforme, sus tonos verdes te ofrecerán un bonito contraste con el sujeto principal. Y si quieres que el resultado de la luz sea todavía mejor, utiliza un reflector blanco, no demasiado grande y situado a unos cuarenta y cinco grados.
Y con esto, ¡Lo tienes todo! Esta es desde luego, una especialidad muy interesante para adentrarnos en el mundo de las mariposas y de la flora.