Cecilia Gómez ha vivido la que es, sin duda, la etapa más dura de su vida. Al menos en lo que tiene que ver con la salud y que luego le repercutió también en en terreno profesional.
Hace cuatro años, la bailaora tuvo que pasar hasta cinco veces por quirófano debido a sus fuertes dolores en cuello y espalda, algo que le obligó a parar en seco su carrera, su vida, e incluso a rehacerla. Y es que, consciente de que no va a volver a subirse a un escenario como bailaora, sí quiere reinventarse como colaboradora de televisión, coreógrafa y actriz.
Así lo ha contado a la revista Diez Minutos, donde hace un repaso del calvario vivido. “Todo empezó hace cuatro años con la lesión de cervicales, me tuvieron que poner una prótesis. Me coincidió con el fallecimiento de mi padre y el confinamiento. Después empecé a preparar mi espectáculo y me di cuenta de que no me podía mover. Se me complicó todo, porque había mucho emocional. Por eso entré en la Unidad del Dolor y ahí empezó mi pesadilla”, detalla la artista.
Sobre su adiós a los escenarios, dice: “Esto es un duelo, porque me tengo que despedir de mi Yo. No soy la persona que era antes. Yo no me reconozco en muchas cosas si miro hacia atrás y hay otras que las borro”.
Pero ha sido su fuerza, ella misma, la que le ha salvado de todo el calvario que estaba viviendo. “Después de autocastigarme, ahora lo único que pido es perdón al universo por haberme querido ir“.
También habla de César González de la Riva, su actual pareja: “A día de hoy César es mi pilar. Nos conocimos por casualidad. Fue un flechazo. De la depresión se sale. Cuando le conocí, ya veía la vida más positiva y entendí que tenía todo y que por no bailar, no se acababa el mundo”.